Ya no es
nada sorprendente ver como, cada vez en mayor número, el español elimina sus
miedos innatos de salir al extranjero. Pierde la vergüenza y la comodidad del
hogar, y se lanza a la aventura. Bien por necesidades laborales y/o económicas. Bien motivado por estudios superiores. Bien por la curiosidad de conocer nuevos
territorios. O alentado, sin mas, por un sinfín de posibles bienes, que le lleven a estar durante
unos días, semanas, meses o años fuera del país del flamenco, los toros, la
tortilla y olé.
Pues bien,
todo buen español sabe, que quien realmente domina su hogar y su entorno, es su
figura femenina de referencia, puede ser la
madre, la abuela, o incluso en menor medida, su hermana. Es curioso ver,
algún lector me podrá entender en lo siguiente, que la principal preocupación
de éstas es la alimentación de su
retoño, con frases clásicas y tan escuchadas como: “¡Ay mi chico!...que hambre vas a pasar” o “a saber que guarrerías vas a comer por ahí…”. Y aquí es donde
entra en escena el equipo de salvamento de una buena madre y/o abuela.
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kit de salvamento |
En los
momentos previos, donde imperan los nervios por el inminente viaje, y cuando
uno centra su principales preocupaciones en el tipo de vestimenta que se ha de
llevar o en los kilos que pesa la maleta de turno, porque sí…los españoles por
naturaleza somos algo “ratones” o
tacaños, así que tendemos a pesar hasta el último gramo para evitar el exceso
de equipaje; Cuando uno lleva varias horas jugando al TETRIS con su maleta, viendo
como poner las zapatillas, si "¿en forma de “L”?" o "¿en forma de “T”?" o "¿quizá todo
quedaría mejor si formo una “I”?". Siempre, y cuando digo siempre es siempre,
surge desde las sombras esa mano conocida portando el ya famoso, para el
viajante, sobre o sobres de embutidos al
vacío, normalmente rellenos de jamón, chorizo o similares. Una mano, que te
invita a introducirlos en la maleta. Y ahí es, cuando el nervioso viajero de
turno piensa: “Mierda!...con lo cerca que
estaba de batir mi récord al TETRIS…gracias por llevarme al GAME OVER…”.
¿Por qué
todo este prólogo innecesario? Porque ayer, me comí mi último sobre de jamón. Y
como un buen español, lo hice en compañía, para quizá, sentir con cierto
orgullo, como alguien europeo comenta algo bueno sobre nuestro país, tan difícil
en estos tiempos. Halagos que, bien por cumplir, suelta aquel que se sabe privilegiado al estar degustando un sabor ciertamente exótico, el sabor de
España. Pero querido lector, si algo he aprendido con el paso de los sobres, es
que el extranjero no puede disfrutar el jamón, solo puede llegar a comerlo.
Con el paso
de los días, con cada sobre que iba finalizando, pensaba por qué era tan
especial para el emigrante comer ese producto que tantas veces a probado hasta
la saciedad. ¿Quizá la ausencia de estos productos en el extranjero?; ¿Su aroma
a meses de curación?; ¿Su sabor?; ¿El rastro aceitoso que deja en los dedos del
consumidor? Finalmente, y tras acabar con la ultima pieza de producto tan codiciado,
llegué a la conclusión que, para el emigrante, el principal hecho que convierte algo común en
un bien preciado, es que, al tocarlo, al olerlo, al paladearlo, incluso para
los mas románticos, al cerrar los ojos al tragarlo, nos acordamos de aquella
mano, de aquella madre, de aquella abuelita, y si.., incluso de aquella
hermana, que vistiéndose de pitonisas ya auguraban un futuro lleno de comistrajos. Supongo que es, en este
preciso momento, cuando uno se da cuenta que empieza a echar algo de menos su
hogar. Es entonces cuando uno agradece, de forma silenciosa y solitaria, a aquella mano el haberle hecho sentir unas semanas mas como en casa.
Y llegados
a este punto, el emigrante solo se puede consolar admirando, desde la
distancia, un recipiente de plástico que hasta hace escasos momentos contenía
unos pocos gramos de España. Porque, uno se da cuenta, que los únicos recuerdos
que le quedan, son los momentos pasados que, como fotografías, aparecen en su
mente al tratar de rencontrarse con situaciones
vividas. Bueno, y
para ser justos, también le queda esa banderita repleta de buenos deseos ,
ánimos y pensamientos, que un grupo de peores
tal noche como hoy, hace ya casi un mes, le entregaban junto a una tarta, quizá
la dueña del peor sabor que nunca existió, pero sin lugar a dudas, con la que
el emigrante mas disfrutó.
Quizá todo esto sea solo literatura para enganchar a la gente a mi experiencia. Quizá todo esto solo valga para ganarme algún que otro "mierda un peor". El caso es que he escrito lo que quería escribir.
Haciendo el peor desde
Huanchaco
Luis
P.D. La
canción de esta semana…por estar con cierta morriña, recordando que
hace casi un mes que estoy fuera, es para...
Grande Luisaben!! Ya me he puesto al día con tu blog, que todavía no lo conocía! Y me parece muy interesante, me gustan tus reflexiones y que vayas mezclándolas con tus experiencias por allí.
ResponderEliminarY encima si pones a Serrat ya me tienes ganado! jeje
Espero que sigas con este ritmo de entradas para poder seguirte por aqui.
1Abrazo!!